Diario de un lobo solitario

In spanish cause too lazy/busy to translate

Hace cuánto escribí un journal? En fin, sentía que tenía que expresarme por acá de alguna manera con las cosas que no expreso en otros sitios... Empecé a estudiar Animación Digital este año, es una de las cosas más geniales que he decidido hacer a pesar de la enorme deuda que conlleva. De ahí que no he dibujado mucho en los últimos tiempos. La otra cosa es el escrito que hice respecto a una vivencia no tan pasajera, que me ha dado muchas vueltas últimamente, pero que ahí está.
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Silencio absoluto. Después de todo, no necesito nada más para poder expresarme como quiero. Observar esa felicidad ajena es suficiente para hacerme feliz a mí. Alguien como yo no ganaría nada por intentar una locura que vaya más allá de la mente. Aclaro que se vale soñar. Un simple lobo que la sociedad no podría aceptar jamás, eso es lo que soy. Me gusta la compañía de los demás, porque amo hacer feliz a la gente y que me devuelvan el gesto. El problema es cuando quiero hacer lo mismo por ese alguien especial, pues sé que nunca en el universo va a llegar a ser realidad. Como lobo que soy, tiendo a crear rivalidades y competencias con otros, y esto mismo fue lo que me llevó a conocer a mi presa, tan pura y amable. Yo solo quería llegar a demostrar que podía hacer muchas cosas, y para esto quería saber más de ella, pero terminé conociendo tanto que me perdí. Me perdí en un mar de sentimientos que se mezclaron con los que ya traía, hasta llevarme a la confusión e incertidumbre.
No la vi hasta muchísimo tiempo después, y cuando el momento llegó, me temblaba todo el cuerpo, me sentía frío e inútil al lado de esa alma que estaba a mi lado. Eso de imponer respeto se cambió radicalmente por una docilidad extrema, y el deseo de proteger. Esa idea vagó por mi cabeza durante meses, hasta que me di cuenta de qué significaban todos esos síntomas. Era la enfermedad del romanticismo, como me gusta llamarlo. Un mal tan trágico que en mi caso en especial ya había escrito mi sentencia de muerte. Tan fuerte que no podría vivir de la misma manera nunca más, porque cada día que pasaba pensaba en esa tierna sonrisa, y en cómo poco a poco gané confianza y la frecuentaba más, la deseaba con todo mi ser. En el fondo sabía que tenía que hallar una forma de erradicar esa enfermedad tan venenosa y traicionera, porque mi orgullo me obligaba a ser el más leal, pero no podía hacerlo por más que quisiera. Aunque sabía que la esperanza era mínima, podía vivir el resto de mi existencia con saber que era feliz y que la apoyaba, con que a cambio me ofreciera su amistad. Después de todo soy un lobo, y eso es lo único que necesito para sobrevivir en soledad.